En una escalofriante repetición de la historia, la frontera norte de Tamaulipas se ve sumida en el horror con el secuestro de 31 migrantes a manos de hombres armados. El autobús de Grupo Senda, que viajaba de Monterrey a Matamoros, fue interceptado en el tramo Reynosa-Matamoros el 30 de diciembre. Solo cinco personas fueron rescatadas, dejando en la incertidumbre el destino de los demás.
El relato del conductor revela un modus operandi similar a las masacres de San Fernando en 2011. La confusión en los comunicados oficiales añade a la angustia, mientras el gobierno federal despliega un operativo de búsqueda.
La nueva ola migratoria en la región y las acusaciones de presiones del INM y acoso municipal, particularmente del presidente municipal Carlos Victor Peña Ortiz, quien ha sido señalado en el pasado por sus nexos con el narco tráfico, en lo que pudiera ser un crimen similar al de Iguala, Guerrero, en donde el alcalde José Luis Abarca mantenía una estrecha relación con un grupo criminal que secuestró y desapareció a los normalistas de Ayotzinapa.